miércoles, 26 de septiembre de 2007

Otra vez Bush engaña

Cuanta prepotencia y trivialidad guardan las palabras del mandatario George W. Bush en su discurso ante la 62 sesión plenaria de la Asamblea General de la ONU, al calificar a Fidel Castro como “dictador cruel” y advertir que el “régimen cubano está llegando a su fin”. ¿Acaso no le basta con su política atroz y desmedida, para además blasfemar ante una sesión plenaria como si no se supiese la calaña de su persona?

Pareciera que Bush ha sido “un ángel en el poder” al expresar en su oratoria el deseo de una ONU efectiva, respetada y exitosa, cuando la realidad demuestra todo lo contrario. Pide asimismo el cumplimiento de las resoluciones presentadas a la Organización. Supongo que será el primero en aceptar las diez resoluciones que exigen el cese del bloqueo a Cuba.

La duplicidad de moral de Bush se pone en evidencia una vez más. Fue una intervención vacía, carente de sensibilidad como tantas otras y sobretodo estúpida. Dijo que “Cuba está lista para su libertad. Y mientras esa nación entra en un período de transición, la ONU debe insistir en la libertad de expresión, la libertad de asociación y finalmente, elecciones libres y competitivas”.

Pero vale recordarle que la Revolución cubana es irreversible. Y que, amén de la política hostil implantada históricamente por su país y cuyo recrudecimiento se favorece con sus acciones, un país se levanta con sus ideas y crece prestigiosamente con su ejemplo ante el mundo.

A pesar de las trabas impuestas, Cuba sigue construyendo el socialismo. Su proceso electoral es diáfano y democrático. El espíritu de lucha constante está arraigado en su pueblo, este que cuenta con más de cuatro décadas de Revolución.

La respuesta está en la actitud asumida por la delegación cubana a la Asamblea de la ONU, quienes se retiraron del salón previo al discurso de Bush “en señal de profundo rechazo” y circularon una nota en la que alegaron que “es un criminal y NO tiene ni autoridad moral ni credibilidad para juzgar a ningún otro país".

El respaldo a esta nota está en la acusación que hizo la propia misión cubana al señor presidente W. Bush de ser responsable de la muerte de más de 600.000 civiles en Irak; autorizar la tortura de prisioneros en la Base Naval de Guantánamo y el secuestro de personas, así como vuelos clandestinos y cárceles secretas.