martes, 17 de febrero de 2009

Los amores eternos duran todo el verano

Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
“Balada del loco amor”
José Ángel Buesa




Para vivir el gran amor, olvida las grandes historias. Toda historia es grande por sí misma, por sus propias ganas de ser grande. No creas a los amigos que te dirán a quién amar, o qué se siente, qué cara poner, qué regalar, cómo besar… Haz oídos sordos a las recetas. Tú sabrás cuando llega y entonces te dejarás llevar por la pasión. No compares tus síntomas con los de otros porque cada amor es único y cada quién tiene una forma única de vivirlo.
¿¡El amor!? Así masculló Luisito cuando alguien le preguntó qué significaba ese sustantivo para él. Y, acto seguido: “Es lo que dicen los poetas”. De esta manera diría: es el sentimiento más sublime y completo, es pasión, entrega, deseo, ternura, delicadeza, comprensión, dolor, celos, confusión de espíritus, mezcla infinita y sólida que transforma las almas, en fin…
Amor de adolescentes, de jóvenes, de “mediotiempos” o abuelos, no importa la edad, es amor en cualquier circunstancia aunque sean diferentes los códigos para expresarlo.
Anita, a sus 12 años, piensa que hay amor “cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquito primero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien. O lo encuentra más bueno que Brad Pitt, aunque esté sudoroso y maltratado”.
“Es tolerancia y saber perdonar”, refiere Malena, de 45 años. Para María Teresa, de 27, es más que todo, comprensión: “Hallar alguien a quien yo entienda y que me entienda”, aunque confiesa que no cree en las fechas. Lo mismo sucede con Elpidia, quien es varias décadas mayor y no ve encanto en el Día de los Enamorados, porque “cada día de mi vida es día de los enamorados, y llevo 42 años casada con Urbano. ¿De qué sirve un regalo caro el 14 de Febrero, y una pelea el día 15?”.
Ellas se hacen eco, quizás involuntariamente, de la poetisa Dulce María Loynaz, quien definió que amor es ser camino, es perdonar y, lo que es más que perdonar, es comprender…
Al estilo del abuelo, se dice que es apego, compenetración y confianza. Y aunque la esencia no se pierde, en la actualidad se imponen otros criterios. El sentimiento sublime deja entrever acepciones y estilos diferentes.
Cuando encuentres el amor, protégelo de amigos y enemigos, no intentes colocarlo como la pieza que faltaba en el rompecabezas de tu vida, porque ese día habrá empezado la otra vida, y es sólo para vivirla entre los dos. Sé egoísta, celoso, desconfiado y al mismo tiempo tierno, sensible, cariñoso; no hagas caso de los que te aconsejen que aparentes no querer, que no digas todo lo que sientes, que nunca-jamás confieses cuanto amas… porque, ¿cómo se puede negar un gran amor?
Pedro, con solo 25 años, dice amar cuando besa todo el tiempo, luego se cansa de besar, pero quiere estar con esa persona porque le ofrece seguridad.
“Yo descubrí que me había dejado de querer cuando la comida empezó a quedarle mala, un día salada, al otro se le quemaba… Cuando dejaron de molestarle mis torpezas, los pelos de mis orejas, mi andar desmañado…”, nos cuenta alguien que teme decir su nombre.
Para Yamilka (17 años), amor es decirle a un muchacho que te gusta su camisa y él la usa con frecuencia; cuando este te obsequia una flor y constantemente te elogia.
Sin embargo, Vilma, estudiante de la Escuela de Economía, expone la premura de las parejas de estos tiempos para amarse: “Se vive una locura que no deja de tener su encanto, pero a veces trae sus consecuencias”.
Otra filosofía del amor practica Armando. Con 58 años reflejados muy bien en sus canas, es todo un Don Juan: “Es lo más sublime, imprescindible para vivir, ¡pobres de aquellos que nunca han amado! Y se vanagloria con una sonrisa pícara de quien ha sacado buenas lascas al amor.
Sin embargo, hay quien asume que el amor ideal solo se ve en telenovelas. “La dinámica de la vida exige otras cosas, no es como lo dibuja la tele. Prefiero ser más práctico a la hora de gastarme una galantería”, comenta Alberto, a sus 35.
Vive cada instante como si fuera el último, o el primero. No permitas que la rutina invada los predios del amor. No esperes nada a cambio, piensa como La Avellaneda que sólo las almas mezquinas cifran su gloria en los afectos que inspiran, porque las almas elevadas sólo se complacen en lo que sienten. No temas al ridículo ni a la gente, que jamás te entenderá…
Aunque cada cuál tiene su manera de expresar el sentimiento, a veces estas manifestaciones son más bien reflejo de un alma lacerada por heridas de un amor pasado. Lo cierto es que ese sinsabor no tiene por qué ahuyentar la magia del presente.
“Hoy se ama a primera vista casi siempre. La atracción física llega instantánea, pero la fórmula no les resulta a todos. Se pierde la esencia en el camino. Ahí viene el fracaso. Gusto más de lo espiritual, del apego extraordinario que traspasa la barrera de la belleza física”, apunta Luisa, de 50 años.
Yenima exige un amor con “chispa”, dispuesto en un buen cuerpo disfrazado con la vestimenta de moda. Al escucharla, pensamos en Martí: “Pobres aquellos que juegan con el amor. A los que solo le importa la cama y la silueta que se acuesta en ella”.
Hay quienes trastocan la esencia y confunden las pasiones. El Nuevo Testamento dice: El amor todo lo cree, todo lo espera, todo lo puede, todo lo soporta…es paciente, es bondadoso... no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso… No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor…no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad... nunca deja de ser. De acuerdo con la Epístola de San Pablo a los Corintios, el amor es eterno. ¿Pero cuánto puede serlo? ¿En realidad puede serlo?
“El amor es eterno mientras dura. No existe pasión interminable, fuego sin hoguera. Para que perdure hay que cultivarlo, protegerlo y cuidarlo. Implica dedicación y reconocimiento. Solo así puedes hacerlo durar por buen tiempo”, reconoce Mario, de 33.
“Depende de la fórmula que uses, que no tiene que ver con el chocolate, pero sí con la manera de proyectarte con tu pareja”, asimila Naila. Hay amores que pasan y otros que no tienen final.
Pero si un día descubren que ha terminado la pasión, olviden que las grandes historias necesitan grandes y dramáticos finales, y naveguen en las aguas apacibles de la amistad, porque el amor no se crea ni se destruye, solamente se transforma. Recuerden con nostalgia la gran historia que vivieron y esperen la llegada del próximo latido, porque los amores eternos duran todo el verano./ Por Yanela Ruiz y Rubén Rodríguez

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