Un nuevo rostro asoma en los municipios de Antilla y Banes tras el paso de Ike. La vista se pierde por entre las calles en busca de algo que señale la otrora belleza de ambos territorios. Pero el rasguño en sus caras, cuerpo y alma ha sido grave. Es una cicatriz profunda, que poco a poco sana.
Con la fuerza del viento
En Antilla el mar es el mismo, pero el paisaje, debido a la caída de los árboles, muestra una naturaleza fría. Troncos enormes yacen en diversos sitios del centro urbano, pero contra la ferocidad de la imagen, trabaja una brigada de las Fuerzas Armadas de Santiago de Cuba desde la noche del jueves.
“El trabajo es duro, sin embargo no se compara con la tristeza que nos dio ver cómo quedó este lugar”, nos dicen quienes han venido hasta aquí con grúas, camiones, machetes, mochas, y a los que se les suman carretones, tractores y fuerzas de la ECOPP y los servicios Comunales del municipio. Hombres vestidos de verde se confunden con las hojas que pululan por las calles, su participación ha sido decisiva en la recogida de más de mil 300 metros cúbicos de desechos sólidos y escombros, cerca de 950 árboles talados y mil 200 metros cúbicos de poda.
Ramón Espinosa Martín, General de Cuerpo de Ejército y Jefe del Ejército Oriental, en su recorrido ayer por el municipio manifestó que “la tarea número uno es recuperar todo, hasta una puntilla. El trabajo debe ser de lo menos a lo más complejo, debido a la escasez de recursos. El país se esfuerza por brindar lo posible”.
La agreste imagen, teñida también por el mal estado de las viviendas, - el 77 por ciento del fondo habitacional sufrió afectaciones- va cambiando de color con la distribución de 2 mil tejas de fibro y 3 mil 600 tejas infinitas para aliviar un total de 158 techos con afectaciones parciales.
También se recepcionaron 400 tejas de zinc y cinco toneladas de clavos, y hoy se entregaban lo materiales para comenzar a construir las facilidades temporales de las familias que sufrieron el derrumbe total de sus casas. Aún permanecen evacuadas 740 personas en siete centros.
Otra dificultad que encuentra soluciones en esta localidad es el fluido eléctrico. Una brigada de 8 linieros de Holguín trabaja en la recuperación del sistema, pues el carro del municipio es uno de los que presta apoyo solidario en la Isla de la Juventud. Comienzan los preparativos para calentar las líneas que están en condiciones y brindar el servicio a partir de la utilización de los grupos electrógenos situados en el molino de maíz.
No se ha perdido en ningún momento la producción de pan para los 12 mil 234 consumidores, con énfasis en la entrega a los centros de evacuación. La panadería perteneciente a la Cadena Cubana del Pan, a pesar de haber sido afectada por el fenómeno, continúa elaborando para la venta a la población.
“Se lograron recuperar 30 quintales de plátano burro de la UBPC René Ramos, que han sido vendidos en el MAE. También se han recibido viandas desde Banes, distribuidas en las placitas”, comenta Raciel Perdomo, Jefe del centro de dirección del Consejo de Defensa Municipal.
“En cuatro puntos fundamentales se elaboran alimentos para la comercialización a precios módicos. La pizzería y el mini-restaurante también se suman a la tarea”, señaló.
Cerca del 35 por ciento de las comunicaciones se han subsanado, así como se retomaron las rutas hacia Holguín y Cortadera. El agua, fundamental para la vida, debe llegar a los antillanos a partir de la ubicación de un grupo electrógeno en la estación de bombeo de Deleite (Nipe), lo cual permitirá llenar el tanque central para abastecer a los lugares más críticos y, poco a poco, la distribución normal a la población.
Desde las cenizas
Camino a Banes encontramos en el poblado de Los Negritos un grupo de familias que recibían tejas de fibrocemento para la restauración de sus viviendas.
“Ya se han completado en esta zona unas nueve de un total de 63. El material es escaso, y nos llega muy poco, pero el país completo atraviesa esta situación, debemos tener conciencia y colaborar con nuestro propio esfuerzo en lo que podamos”, comentó la delegada de la circunscripción número 98, Beatriz Núñez.
Banes comienza a acicalarse con la restauración de sus viviendas, afectadas más de 19 mil y recuperadas hasta el momento mil 82 que tenían afectaciones parciales, debido a la distribución de 11 mil 900 tejas de fibro, 9 mil 20 de tejas infinitas, 200 metros de cartón, dos toneladas de puntillas y 35 metros cúbicos de madera.
Otro aire se respira en las calles, que denotan el esfuerzo realizado para lograr su limpieza. Más de 2 mil 300 metros cúbicos de deshechos sólidos se han recogido con la colaboración de las FAR de la provincia.
Al impacto de Ike las siete panaderías del municipio colapsaron y una de la cadena quedó fuera de servicio, sin embargo ya “cuatro volvieron a la producción, tres operan con grupos electrógenos y una con el fluido eléctrico normal, gracias a la recuperación del seis por ciento de la electricidad evidente en parte del circuito 1 y 2 (Centro Ciudad) y el Consejo Popular de Macabí que debió quedar terminado ayer. Diariamente se producen 60 mil panes para 13 Consejos Populares, el resto recibe galletas”, informó Sergio Ávila, primer secretario del Partido en Banes.
Permanecen mil 44 evacuados en albergues, a los cuales se les garantiza la alimentación sin dificultad. Se recuperaron del sistema de la Agricultura mil quintales de viandas entre yuca y plátano.
Solo un 16 por ciento de la población recibe agua en estos momentos por la vía corriente, aunque pipas de organismos como la EMBER apoyan con su distribución.
“Un elemento significativo es la recuperación de las comunicaciones, que están al 42 por ciento, con coberturas parciales la TFA y la fija. De las 13 rutas de transporte ya trabajan tres: Holguín, Morales y Cortadera”, afirma Sergio.
“La Gastronomía Popular se inclina por la elaboración de alimentos que no sobrepasan el peso. Además se ofertan caramelos y productos de la Cadena. Ya están listos los recursos para reparar la unidad Mayorista de Comercio, 623”.
La población banense vivió un momento de impacto del cual se recupera paulatinamente, iniciativas, voluntad y solidaridad se ventilan por todas partes. La gran mayoría de los trabajadores del sector turístico se han incorporado a sus respectivos centros. Los hoteles se reaniman en la limpieza de las áreas.
Para retomar el curso escolar existen alternativas como la de reubicar los dos preuniversitarios en centros urbanos.
Quedan aún muchas cosas pendientes, volver a lo que eran estas ciudades no será un camino de rosas. Pero la voluntad es continuar hasta que Banes y Antilla recuperen aquella imagen hermosa que enamoraba a quienes los visitaban, entre el verde de los árboles y el azul de las aguas. /Por Yanela Ruiz y Karina Marrón