Hace tres años llegaron a Holguín. Vinieron a estudiar Medicina, y en su plan de estudio tuvieron que agregar también conocimientos sobre huracanes. Ike causó impacto en ellos y dejó mucho en sus corazones.
Sus rostros sudaban al compás de la labor de limpieza realizada ayer en el CDR número cuatro, de la zona 176 del reparto Ramón Quintana, donde viven Carolina Patzi Quispe y Henrry Frias Poma, ambos bolivianos. A decir de Aldo Jaramillo, el presidente de esta organización aquí, “estos muchachitos son como nosotros, colaboran sin condición. Se suman al grupo como uno más”.
Con machete él y rastrillo ella, participaban con entusiasmo frente a sus respectivos edificios.
Carolina cuenta a sus 22 años que antes había visto por televisión lo que sucedía en otras provincias aquí en Cuba. “Vi las huellas de Gustav, pero nunca había visto un fenómeno de esta escala en Holguín.
“Lo asimilé, pues se fue estableciendo por fases y eso permitió que poco a poco se tomaran las medidas. En la casa se trabajó en el aseguramiento de las persianas, en la recogida de las cosas que pudieran afectarse.
“El día que por fin llegó Ike fue terrible. Se sentían los vientos como un silbido fuerte, todos pensamos en la casa, el garaje del fondo, el tanque del agua, creí que se lo llevaría todo. En la noche no podía dormir, llegué a conciliar el sueño cuando hubo calma. Todos estábamos nerviosos.
“En Bolivia no vemos nada de esto, tampoco es un país con litoral. Yo vivo en el Departamento
“Hoguín sufrió mucho, pero ya alcanza una cara nueva con el granito de arena que cada uno aporta. La unidad de todos hará que se levante nuevamente. Me parece muy importante la labor de
“La alimentación llega a todos por igual, hoy comprendo mejor por qué se dice que
“
“Mis padres estaban muy preocupados con todo esto, pero una compañera nuestra, Alexis, llamó desde Bolivia, le dije que transmitiera a los padres que todos estamos bien, no tuvimos daños personales ninguno y las afectaciones fueron en las casas y los árboles.
Henrry narra que proviene del departamento de Cochabamba, y como todo boliviano no conocía lo que era un huracán. “Escuchaba el comentario de todos sobre la experiencia de otros tiempos en los días previos a su paso, pero vivirlo yo nunca.
“Vivo con mi tutora, y en cuanto se decretó
“Yo quería grabar como era un huracán, pero imposible. Decían que entraba a las 11 de la noche y me dormí. No pude continuar el sueño y me levanté. En parte me emocionaba. Era algo desconocido, pero muy feo, el silbido del viento era maldito, parecía un bicho raro.
“Al día siguiente de Ike salí a dar una vueltita y todo era un desastre. Veía caras de tristeza, enojo, bueno distintas maneras de reflejar el suceso, me acordé de mi país cuando se bloquean las calles, aquí había muchos árboles derribados.
“Me impacta la destrucción de las casas, uno de los graves daños que causa un fenómeno como este. Tengo amigos y me dolió mucho ver sus casitas destruidas. A uno de ellos lo visité para brindarle mi ayuda. También llevé hielo y agüita fría a otros que viven aquí cerca, pues en casa pronto hubo corriente. Me gusta ayudar, uno se siente bien cuando tiene un gesto bonito.
“Mi mamá está en España, me llamó desde allá en días anteriores a lo sucedido, muy preocupada y le dije que estaba bien, todos estamos bien. Ella ve las noticias internacionales y la amenaza del huracán se divulgó mucho.
“Bueno salimos ilesos todos. Los compañeros nuestros de
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