Todos ubicados en sus puestos de trabajo se preparaban para cumplir con la misión de imprimir el diario Granma y el semanario Trabajadores. La noche se tornaba “feroz”. Ike acechaba y los trabajadores de la fábrica de periódico se disponían a iniciar su labor.
Ese era el ambiente que reinaba en la rotativa el día del paso del huracán. “Pero, las rachas de vientos amenazaban. Ya se había montado el periódico en plancha. Ese día llegaron los PDF más temprano, pues en
“Hubo que retrasar el trabajo. No se podía estar en el área de impresión. Se escuchaba un ruido terrible, parecía que iban reventar todos los cristales. Temíamos por eso y nos fuimos para el pasillo, y luego entramos a la oficina de Fotodigitación”, comenta Rubén Batista, impresor.
Pero en medio de la tormenta ocurrió un cortocircuito en los tomacorrientes de la pared del ventanal de cristales, en las lámparas y los interruptores extractores. “El único electricista que estaba era yo, y temía acercarme al ventanal. Los vientos soplaban fuertes. Aún así verifiqué el fallo y lo inmediato fue aislar a los interruptores”, narra Yosbanys Álvarez.
El colectivo abandonó el local mientras la tormenta cedía. “Estuvimos mirando
El ruido de las máquinas impresoras interfería en las conversaciones con los muchachos, algunos tenían que quitarse el protector de oído, otros hablaban y miraban de soslayo, debían estar pendientes de la impresión, pero entre sus faenas y el entusiasmo continuaban sus historias.
“Fue un momento trágico. Habíamos dejado a la familia, pero el compromiso de garantizar la prensa también es importante”, contesta Isnel Ramírez, jefe de brigada de expedición.
La fábrica no sufrió graves daños, solo algunos cristales rotos. Al decir de Chong, fue un día histórico. “En 21 años que llevo laborando aquí no había vivido un huracán como este. Ese día fue la tirada más larga. Imprimimos 174 mil 536 periódicos Granma y 101 mil 454 Trabajadores, súmesele a ello la edición especial de ¡ahora!
“Todo eso lo hicimos laborando con el 50 por ciento del personal y tuvimos que asumir los que estábamos todo tipo de oficios. Ese día nos volvimos magos. El ¡ahora! llegó a las tres de la mañana. Terminamos a las seis.”
Así la tropa aguerrida volvió a ocupar sus puestos, y al día siguiente una de las lecturas que se pudo hacer referían a que: “Anoche a las nueve, la pared del ojo de Ike tocó Punta Lucrecia…más de 230 mil evacuados en la provincia…ahora la palabra de orden es Recuperación.
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