viernes, 13 de abril de 2007

El Álvaro Reinoso en Holguín:experiencias para contar

Frank Laffita Peña tiene 33 años y vive en Marcané, municipio de Cueto. Trabajaba en el Banco de semillas en el central Loynaz Echeverría. Cuando surge la reestructuración del Ministerio de la Industria Azucarera (MINAZ), queda excedente en su puesto de trabajo como otros tantos, lo cual no fue motivo de angustia, surgió así la alternativa de superarse en la Tarea Álvaro Reinoso.
Este programa a un lustro de creado, palpa sus frutos antes de tener su primera graduación. Trabajadores del MINAZ descubren cada día la necesidad de continuar estudios, de desarrollar el pensamiento y progresar culturalmente. El Álvaro Reinoso despertó el talento de muchos y consolidó el de otros.

“Soy estudiante del primer curso en el técnico medio Forestal. A partir del cuarto año asumí la responsabilidad de alumno ayudante en la propia carrera”- comenta Laffita- “al inicio me sentía extraño en el aula, pero el cambio es palpable. Es muy bonito aprender para luego enseñar-continúa-le debo mucho al director Sergio, me ayuda bastante en cuanto a la bibliografía”.
Para Frank ambas labores son importantes, pero no descarta la que realiza en estos momentos, aunque a veces le sorprende las 10 o las 11 de la noche autopreparándose para al día siguiente llevarles una buena clase a sus estudiantes.

Nunca antes tuvo la oportunidad de impartir una lección, por eso al principio, el temor y el miedo escénico conspiraron en él. Encontró la ventaja en la familiaridad con su colectivo, quienes por lo menos le dicen que las clases son buenas y las entienden.

“Esta experiencia me va a servir de mucho, podré aportar más al país al estar mejor preparado, así como puedo transmitir los conocimientos a las demás personas”.

En el Evento Agroazucarero de este año en Mayarí expuso una maqueta de viveros forestales. “Es un medio de enseñanza, lo utilizamos en la escuela para que los estudiantes tengan una visión de la práctica diaria”.
Coordinadores de la Tarea
Según Osmany Duvois Lara, funcionario de la esfera obrera del Comité provincial de la juventud, al principio muchos no entendían la Tarea, se sentían desposeídos de su trabajo, creían ser más útiles en el puesto laboral que en la escuela, según pasaba el tiempo se convencían de la necesidad de la superación.
La juventud, coordinadora de la tarea, responsabilidad que le otorgó el Comandante Fidel, disfruta de los logros que se han obtenido. “La tarea tiene 12 sedes distribuidas por los municipios de Mayarí, Frank País, Cueto, Urbano Noris, Báguano y Freyre. La provincia con mayor matrícula es Holguín, 13 326 estudiantes, de ellos 4246 son menores de 35 años, y 2286 cursan el tercer y cuarto año de carreras universitarias”, manifiesta Duvois.
El Álvaro Reinoso es rectorado fundamentalmente por la Unión de Jóvenes Comunistas, pero existe un grupo provincial de apoyo compuesto por un Trabajador Social, un miembro de la dirección de trabajo, del Ministerio de Educación (MINED), Ministerio de la Educación Superior (MES), y de la oficina empleadora.
“En las reuniones de la comisión provincial se evalúa como marcha el programa de estudio, las dificultades que presentan las sedes, que a su vez se reúnen dos veces al mes y elevan a nuestro grupo las inquietudes que no tengan solución en el colectivo”, explica el funcionario de la juventud.
Trabajo consolidado
La madurez del programa permite la realización de “eventos o talleres” que proporcionan el intercambio entre sedes. Esta iniciativa es única en Holguín, pues la idea surgió de la comisión provincial y los directores de las sedes luego de valorar los trabajos académicos de los estudiantes.

“Este evento organizado como una experiencia del territorio queremos llevarla a todo el país. Comenzó con el nombre de feria, pero su empuje es tan grande que se convirtió en una especie de taller o evento científico”, explica María del Carmen Garcel, jefa de la oficina empleadora.

“La calidad es superior, cada año se presentan cosas novedosas. Se compite en trabajos científicos que resuelven problemas de la tarea, en la presentación de clases, y lo más importante es el concurso de conocimientos y habilidades”, comenta Iliana Pozo, metodóloga de Educación provincial.
Sede del evento Agroazucarero
Para desarrollar el Evento Científico Agroazucarero, se escogió por los resultados obtenidos a la sede “Jesús Menéndez”, de la localidad de Guaro, municipio de Mayarí. Reynaldo Oquendo Ramírez, director de la escuela centro de referencia además, comentó algunos de los logros en la tarea.

“En nuestra sede tenemos un obrero agrícola que está en cuarto año de la carrera de Licenciatura en Economía y ya ocupa un puesto de jefe de recursos humanos dentro de la empresa. Además contamos con un organopónico y en estos momentos donamos producto a la escuela especial, a los maternos, comedores de oficiales de guardia de la Policía Nacional Revolucionaria y otros. Eso es un regalo que sólo cuesta el esfuerzo de nuestros estudiantes”.

Orgulloso de los éxitos alcanzados cuenta que el pasado año fueron escogidos para realizar el acto de fin de curso, teniendo en cuenta su ubicación entre los tres primeros lugares nacionales.

“Cuando iniciamos caracterizamos a todos lo estudiantes. Teníamos 61 ex – reclusos, 21 continúan con la condicional. Les tenemos un trato diferenciado. Hay un programa de Física adaptado a ellos vinculado al trabajo político e ideológico. Es un método adoptado aquí en Guaro”, dice Oquendo.

En la primera feria participó un ex recluso y obtuvo segundo lugar. Otro en las mismas condiciones está estudiando y colabora como profesor. Asimismo refiere el director que entre sus estudiantes, tres padecen problemas de salud, mas no es motivo para no recibir su clase, hasta la casa va la escuela o se buscan. Estos casos cursan carreras de técnico medio en Economía.
El claustro docente está compuesto por 70 profesores y 19 alumnos suplen plazas como ayudantes.
Otra mirada
José Oquendo Ramírez fue técnico en Geodesia y Cartografía en el departamento de Topografía durante 23 años en el CAI Guatemala. A sus 45 años de edad ve materializado su sueño y atribuye su realización al programa Álvaro Reinoso.

“Logré ser un profesional, estudio Ingeniería Industrial, nunca pensé tener esta carrera en la mano”, habla con entusiasmo José.

"Primeramente experimenté una sensación de nostalgia, pero después se me abrió el camino. Nunca pasé trabajo en el aula, fui buen estudiante, me gusta la Matemática, Física, creo que me dieron en la vena del gusto.

Estoy en el cuarto año de la carrera, desde el segundo asumí la responsabilidad de alumno ayudante, ya había demostrado mi capacidad en las ciencias y le impartí a los estudiantes de técnico medio de Agronomía y Construcción Civil. Actualmente apoyo en la asignatura de Matemática al grupo de nivelación que aspira a carreras universitarias.

“El hecho de ser profesor significa más respeto, te sientes más responsable, ves la vida desde otro punto. Para mis hijas es un orgullo. Ahora dicen “Mi papá es profesor”.Uno mismo se demuestra que sí se puede”, alude el futuro ingeniero.

El más joven del evento
Al recorrer todas las exposiciones del evento llamó la atención un participante que a juzgar por su estatura pasa inadvertido, sin embargo la frescura de su rostro motivó intercambiar palabras.
Se nombra Yunior González Polanco. Estudia el cuarto año de técnico medio en Contabilidad. Su historia es muy parecida a los demás. Era un obrero agrícola del Contingente Antonio Maceo en el municipio de Báguano. Cuando llegó a la tarea estaba en la Facultad Obrero Campesina, y ya se convirtió en alumno ayudante de su sede.

La experiencia de impartir clases la desarrolló a partir del monitoreo de algunas asignaturas. Los lunes recibe la preparación metodológica y se apoya en profesores del politécnico.

El grupo que atiende es de la Unidad Básica de Producción Cooperativa(UBPC) #7 en la zona de Kamazán. A las 5:30 de la mañana puntual espera el carata que lo traslada de su natal terruño baguanense hasta el encuentro con sus estudiantes. Es militante de la juventud y sabe que debe ser ejemplo ante todo.

Yunior quiere seguir la superación en la universidad. Reconoce los beneficios del Programa, entre ellos las propuestas de trabajo que recibe por los conocimientos adquiridos. “La carrera lograda depende de la tarea y significa mi futuro. He ganado en responsabilidad y seriedad”, expresa el joven.
Un ingeniero profe
Las experiencias de la Tarea Alvaro Reinoso no acaban. Por los pasillos caminaba Antonio Garrido Vásquez, ingeniero mecánico de profesión. Coterráneo de Yunior. Trabaja en la misma sede como profesor. Nunca le había gustado dar clases. La vida lo obligó y le gustó.

El primer paso fue prepararse metodológicamente. La práctica inició con la asignatura de Geografía, luego Biología, y se quedó con Elementos de Economía y Legislación Agraria.

“Los alumnos que tengo son de distintas edades, algunos sin hábitos de estudios desde hace mucho tiempo. Por eso debo tener dominio sobre ellos, saber el trato para cada uno, cómo enfocarles las preguntas de acuerdo a la capacidad. Así evito crearles un efecto de choque y los llevo al mundo del estudio nuevamente sin provocar aburrimiento”, indica Garrido.

El ingeniero convertido en profesor asegura que la nueva modalidad de estudio en el MINAZ le permite a estudiantes y profesores ganar en cultura y fundamentalmente en el orden ideológico y político. “El docente debe lograr la formación de valores, crear un hombre honesto, revolucionario, de nuestros tiempos, listo para los retos de hoy y que pueda entender el proceso revolucionario”.

Al principio sintió un poco de miedo a la novedad. Y aunque no desarrolla su propia especialidad, considera que en lugar de fracaso es un éxito. Contribuye a su formación integral e incluso tiene la posibilidad de hacer una maestría en ciencias de la educación. “El conocimiento nunca sobra, la persona adquiere más valores cuando gana en conocimientos”, culmina el profesor.

Para todos estos hombres del azúcar el programa Álvaro Reinoso ha sido la luz, aunque las incomprensiones llovieron en una primera etapa. El decursar del tiempo les demostró la necesidad de superarse. Ahora pueden enfrentar un proceso industrial y a la vez conocen de otras materias. El evento Agroazucarero sirvió para demostrarse a sí mismos todo cuanto han podido hacer y el camino por recorrer aún, porque cierto es que el conocimiento es una fuente inagotable.


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